De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.
J.L. BORGES
7 comentarios:
No lo había pensado antes pero es una gran verdad.
saludos
Bienvenido a este lugar virtual, añado tu blog a mi lista de blogs de filosofía, parece muy completo e interesante.
Saludos
genial!
Al leer esto me viene a la cabeza la pelicula "Doctor Zhivago" y pienso partiuclarmente en una escena. El médico se encuentra solo en una habitación oscura iluminada por un pequeño candil. Saca un trozo de papel y un tintero y comienza a escribir unas lineas. Oye un ruido fuera, se levanta. Limpia la ventana empañada para poder ver el exterior. Fuera solo la estepa helada que parece de un blanco infinito. Es el libro, la literatura en sentido amplio, lo que hay entre la estepa y Zhivago. Algo que une las dos partes. Útil para conseguir diferenciarlas y que actua en gran medida como una barrera entre el frio de las estepas rusas y el hombre. Necesaria incluso para dar sentido a la vida, a ese prado infinito cubierto de nieve, y para volver a dibujar los propios caminos del doctor, caminos que el invierno ha borrado.
Querido alumno,
tu reflexión está muy bien, en efecto, el libro, que es como nos recuerda Borges una extensión de la memoria y de la imaginación, también es el elemento portador del lenguaje y, con ello, de los mundos y sentidos posibles, infinitos, nuevos, por donde además podemos transitar con plena libertad. El libro es, quizá, el instrumento menos necesario para sobrevivir, pero, justamente por ello, el que nos es más necesario.
Saludos
Estupenda idea. Como casi todo en Borges.
un saludo
El libro es el otro cuerpo, siempre ajeno, que nos hace otros y nos libra de ser lo que, desde el principio, se nos demanda.
Es, pues, el cuerpo del amado que no existe, tal como ocurre en el origen del amor cortés.
Publicar un comentario