sábado, 27 de febrero de 2010

¿Alumnos inadaptados o circunstancias inadaptables?

Me alegra saber de la existencia de propuestas, lúcidas y abiertas, que explican la situación de fracaso escolar que actualmente vive la sociedad española. En este caso, es el profesor e investigador Ricardo Moreno Castillo, autor del ya célebre Panfleto antipedagógico, quien detalla, en el magnífico blog TEXTOS DESEDUCATIVOS los factores que justifican la ineficiencia de nuestro sistema educativo, y que enunciamos a continuación:

1º El sistema educativo no protege el derecho a estudiar.
2º No existe propiamente educación obligatoria.
3º Nuestro sistema educativo confunde estar escolarizado con estar encerrado.
4º No se deja a un estudiante decidir sobre su futuro, pero sí decidir sobre el de sus compañeros.
5º La proliferación de unos autodenominados “expertos” que, utilizando una jerga pretendidamente científica, no dicen más que patochadas.
6º El profesor ha sido desprovisto de toda autoridad, y las posibilidades de controlar la clase son mínimas.
(extraído del artículo Causas del fracaso escolar, en TEXTOS DESEDUCATIVOS)

Respecto a este último apartado, no entendemos que no se adopten medidas eficientes para amparar y proteger la labor diaria del docente en las aulas, máxime cuando la situación de saboteamiento, desorden y vulneración reiterada del derecho a la educación lo exigen. De hecho, de todos es sabido que uno de los problemas de la actual legislación que regula la convivencia en las aulas y los Centros es su ineficacia para corregir la conducta de estos alumnos inadaptados. El valor que se atribuye a la obligatoriedad de una educación común para todos explica la levedad de unas infracciones que no pueden eliminar la opción de estos alumnos a recibir dicha educación, por muy perjudicial que resulte su indeseable conducta para el resto de sus compañeros. Ahora bien, como es bien conocido, el efecto que se acaba produciendo con este hecho consiste justamente en lo que se trata de evitar: la vulneración del derecho universal a recibir una educación digna. Como explica al respecto Ricardo Moreno: Se mantiene una educación obligatoria hasta los dieciséis con el pretexto de que antes nadie está en condiciones para decidir su futuro. Pero si a partir de los doce años un niño quiere aprender un oficio para entrar cualificado en el mercado laboral y no se le deja, no sólo no va a estudiar, sino que también alborotará y no dejará estudiar a los demás, malogrando el futuro de los que sí quieren estudiar. Entonces, por impedir que decida sobre su futuro, se le deja decidir sobre el de los demás. (Causas del fracaso escolar, en TEXTOS DESEDUCATIVOS)

Por otro lado, aun en los casos en que la sanción sea grave, en muchos casos ésta no afecta a los alumnos infractores, a los que les resulta indiferente cualquier tipo de reprimenda o castigo. Y éste es, en mi opinión, el verdadero meollo del asunto: dilucidar por qué a un alumno le puede resultar indiferente cualquier tipo de medida disuasoria. Seguramente este tipo de actitudes, que denotan apatía y desinterés, son una consecuencia de imponer a un alumno determinado programa de estudios sin contar con su voluntad, sus preferencias y capacidades.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguna cosa que otra interesante dice este hombre

verónica dijo...

"La proliferación de unos autodenominados “expertos” que, utilizando una jerga pretendidamente científica, no dicen más que patochadas"

Hombre, esta no me parece una forma ni muy lúcida ni muy abierta de explicar el fracaso escolar.

Creo que no hay que mezclar las cosas. En el momento en que se descalifica toda la pedagogía, se está uno descalificando a sí mismo. Si los profesores de secundaria supiésemos más de dicha ciencia(bastante han peleado para que las ciencias sociales alcanzasen cierto estatus), podríamos elegir entre unas teorías y otras y criticarlas con fundamento.

Estoy de acuerdo en que muchas cosas funcionan mal, pero admitamos nuestra parte de culpa, como profesores y como miembros de la sociedad, en la falta de disciplina y desmotivación de los alumnos.
En vez de pedir más formación para saber manejarlos y "motivarlos"( ya sé que esta palabra no os gusta pero no todos los niños tienen la suerte de nacer en una familia inteligente y culta)estamos siempre protestando porque nuestro trabajo no es fácil, porque no se están calladitos y quietos como muebles.
Me gustaría ver a los hijos de los profesores dejando de estudiar a los 12 años y aprendiendo un oficio.

Mi mayor problema ha sido con alumnos de 16-18 años, que se suponen estudiaban bach. porque querían, pero eran unos maleducados,y hacían lo posible por no dejarme trabajar. Sin mencionar que una clase de 38 adolescentes es una tortura china.¿Qué hacemos con esos?Aquí ya no vale que se vayan a su casa, que aprendan un oficio, la mayoría eran listos, pero no tenían paciencia, ni capacidad de frustración, ni educación( y yo tenía poca experiencia);modificar eso es tarea de todos. Aunque, como siempre, creo que los padres son infinitamente más culpables que el resto.

Saludos.

David Porcel Dieste dijo...

Estimada Verónica,

parto de la base de que es cuestionable admitir que la pedagogía sea una ciencia, y consecuentemente es vano todo intento de aprender una serie de métodos, técnicas y habilidades universalizables para la impartación de cualquier disciplina (no hay que ser muy docto en pedagogía para saber que una de sus pretensiones es ésta) No existe un método que me permita como profesor enseñar mejor filosofía, lo que tendré que hacer será cultivar y enriquecer mi conocimiento filosófico para enseñarlo mejor (por experiencia propia mis clases son mejores en aquellas materias que mejor domino) Me parece vergonzoso, un insulto al conocimiento y a la educación, que el actual sistema exija la obligatoriedad de seguir un máster de pedagogía para los futuros profesores (¡cuánto ganarían sus clases si en lugar de ello profundizaran en su materia....¡) Una cosa es ser profesor, y otra pedagogo, no deben como dices mezclarse.

También pienso que la educación de los profesores debe continuar la de los padres, y que sin ésta hay poco o nada que hacer, y es un problema el que al final mencionas. De todas formas, como también digo más abajo ("¿puede enseñarse la creatividad?") los profesores no somos magos ni poseemos la llave mágica para suscitar o incitar la sensibilidad y disposición de los alumnos por el aprendizaje. Debemos, eso sí, captar su interés, escucharlo, e intentar hacer todo lo posible para que los alumnos que lo tengan puedan desarrollarlo provechosamente.

Saludos atentos

verónica dijo...

estoy de acuerdo en que las mejores clases se dan cuando se domina la materia, pero cuando tienes a un monton de adolescentes cotorreando sin parar, ¿qué es más util? saber cómo llamar su atención, qué actitud tomar, qué permitir, qué castigar,un poco de psicología, de dinámica de grupos, etc... o haber hecho un master en filosofia teorica y practica donde te enseñan qué dijo barthes sobre lo que dijo ricoeur sobre el texto y otras tonterías varias?
Estoy exagerando pero ¿por qué tenemos que escoger entre un saber y otro? Por mi experiencia la gente que es escéptica con respecto a las bondades de la pedagogía y psicología, no suele tener grandes problemas para enseñar, le sale intuitivamente, o eso cree, pero algunos necesitamos herramientas de todo tipo.
Dicen, creo que en el artículo que enlazas o en otro de la página, que el 90% de los pedagogos no valen para dar clase. Y yo me pregunto si acaso en nuestra extensa vida escolar hemos tenido tan buenos profesores como para querer que todo siga igual per secula seculorum. Los buenos los cuento con los dedos de una mano, y teniendo en cuenta que cuando yo estudiaba los alumnos que se aburrían miraban por la ventana y no incordiaban. Ahora las cosas son diferentes y no volverán a ser igual por mucho que nos indignemos.
Vaya rollo.Aún así estoy de acuerdo en que necesitamos autoridad y formación en lo nuestro.Una cosa no quita la otra.

Saludos

David Porcel Dieste dijo...

Verónica,

justamente Ricardo Moreno, autor de su ensayo Panfleto antipedagógico (por cierto, introducido por Fernando Savater en una de sus últimas ediciones) analiza las causas por las que ocurre lo que comentas respecto a la falta de autoridad y de formación del profesorado. Es un ensayito a mi modo de ver muy recomendable.
Respecto al asunto de la ayuda de la pedagogía, la verdad, quizá pueda servir para tener 'controlados' a los alumnos en las aulas, pero no para 'mejorar nuestra enseñanza en cualquier disciplina', para ello pienso que el conocimiento es la única herramienta con la que debemos contar. Por ello, y porque en principio estamos aquí para educar a los alumnos, el sistema debe garantizar las mejores condiciones posibles para el aprendizaje (cosa que no hace) y favorecer una buena formación en el profesorado (que tampoco hace)

Saludos