Los verdaderos caminos, aquellos que definen quiénes somos y qué buscamos, no se dirigen a ningún lugar; más bien, nos acompañan sin un rumbo preconcebido. Estamos desorientados. No prevemos a dónde nos llevará este camino, o aquel otro. Estamos acostumbrados a hallar seguridades, a buscarlas allí donde no las encontramos, cuando no hay mayor dicha que la de vivir en la incertidumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario