Para mi padre, por su cumpleaños
Cuentos inacabados, interrumpidos sólo por la noche y el sueño. Algunos recordados, otros inventados, sobre castillos y cofres amarillos, una barca que no llega a ninguna parte, un hombre que se ha quedado sin nombre, el hijo que enseña a su anciano padre a caminar. Y cuando las palabras no eran las mismas por algún vaivén del lenguaje, movía la cabeza de un lado a otro con signo de desaprobación, hasta que hacías volver la narración a su forma original y con ella mi deseo.
Cuentos inacabados, que todavía continuarán en las noches y los sueños, entremezclados ahora con lo asimilado y el tiempo, ese tiempo que nos aleja hacia ninguna parte y nos acerca hacia todas. Tiempo maestro en que las palabras ya se preñaban de vida y la almohada de su calor, como el canto de la cigarra que en plena ciudad nos saca de ella, evocando campos perdidos de luz, cuando las flores todavía nos hablaban y el viento nos soplaba.
Gracias por llenar de tiempo mi vida,
Tu hijo
1 de Octubre de 2018
1 comentario:
Si parece que fue ayer... Será por los cuentos, que eran muy buenos. Un abrazo.
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