Míreme
del aire llegan
esas armonías
que el amor y la belleza componen
agachados de espaldas al tiempo
no estamos al albur de los vientos
cargados de iones
caídos aún del caos que nos espera
escuche
despacio
se van formando cantos
rodéelos con los brazos
acójalos en las cuencas vacías
abra la piel a la esperanza de sus voces
que viene del orígen
llénese de fuerza
y mírese al espejo
que dejaron colgado los héroes
en el árbol de los ahorcados
e inclínese ante el reflejo certero
que su coraje le devuelve
porque el recogimiento
el aliento próximo del bienamado
las voces curvas de los cuerpos
envueltos siempre en el deseo
y en las llamas
construyen la muralla que
aun de aire espacioso
inacabada
nos cierra y nos abre
del fin a los principios
al latir que mientras vuela
somos
ahora que las manos
llenas todavía de voces
aún nos hablan
y nos pueblan del pequeño infinito
que vive tras los ojos al cerrarse
nuestros.
Miguel Porcel.
25, marzo, 2020
Decimotercer día
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