sábado, 28 de noviembre de 2020

¿ES MÁS FELIZ QUIEN AMA O QUIEN ES AMADO?

Hace unos días volvía una imagen que debió formárseme en la infancia y que ahora podía traducir a conceptos: "Por el corazón también se conoce, hasta el punto de que, como recuerda san Agustín, no se ama lo que se conoce, sino que se conoce lo que se ama." Y el caso es que esta mañana estaba hablando a mis alumnos de la virtud y la felicidad a propósito de un fragmento de la Ética a Nicómaco cuando esta imagen ha vuelto a mí con el fulgor del primer día. Y todo al escucharse a una alumna que martilleaba desde su primera fila:

Entonces, profesor, ¿es más feliz quien ama o quien es amado? 

Puede imaginarse el lector que el resto de la clase haya gravitado en torno a ella, porque ya sabíamos que no era una lección de Aristóteles lo que ahora se ponía en juego. Y el caso es que la misma alumna, en un acto de sublime atrevimiento, me ha hecho llegar esta bella reflexión que, juntos, compartimos ahora con vosotros:

"He estado pensando un poco sobre la pregunta de que si es más feliz quien ama o quien es amado, y al principio he visto bastante claro que es más feliz quien ama, ya que la sensación interna que subyace en nosotros nos hace sentirnos vivos, conocernos y darle un sentido a nuestra vida, o un deseo de conseguir algo, una motivación, ganas de vivir. Pero he estado pensando y se me han ido ocurriendo otras ideas. Por ejemplo, amar nos hace esclavos, tanto de nosotros mismos como de la otra persona. Cuando estamos enamorados no vemos la realidad con claridad, claro que estar enamorado implica estar feliz, pero nos convierte en esclavos, y, por consiguiente, a la otra persona en amo, coartándonos la libertad y creándonos una dependencia respecto de nuestros sentimientos e impulsos y de la persona que amamos. Ahora no sabría si esa coartación de la libertad implica menos felicidad o no. Además, el amor y el dolor son lo mismo, solo que en función de cómo nos vaya se expresa de distinta forma. Podemos amar mucho a alguien, eso supuestamente nos haría felices, pero si la persona amada no nos corresponde, todo el amor se expresaría en forma de dolor y sufrimiento, contrario a la felicidad. Amar nos provocaría dolor. 

El que ama es completamente activo en esta relación, tanto en lo positivo como en lo negativo. Por el contrario el amado es pasivo. Claro que una persona se alegra y se siente bien al sentirse querida pero no tiene ni punto de comparación con la bomba de sensaciones que explotan en nosotros al querer, aunque eso implique a veces dolor u otras consecuencias como la coartación de nuestra libertad. Eso nos hace humanos, sumergirnos en la vida y en nosotros, conocernos, ser felices." (Noa Manero, alumna de 2º de Bachillerato)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué reflexión más profunda. Es verdad, el dolor nos abre al otro, y a nosotros mismos. Gracias a maestro y alumna por compartir.

Anónimo dijo...

Muy chula la reflexión. Se nota que hay un buen profe detrás que hace vibrar la filosofía. Abrazos. T.A.

Hugo Carranza dijo...

De todas las condenas mas absurdas es la de ser amado por una mujer a la que uno desprecia.

Y amar sin ser correspondido es completamente destructivo.

Ahora bien, ser amado por una mujer a la que uno no quiere, (pero que no desprecia) creo es tolerable en la medida en la que uno sepa ser "inteligente".

Bajo esas premisas diria yo que es mejor ser amado, que amar.

David Porcel Dieste dijo...

Muchas gracias por vuestros amables comentarios.

David Porcel Dieste dijo...

En efecto, Hugo, la pregunta tiene miga y también creo habría que considerar cada uno de los estados y circunstancias en las que puede desarrollarse la relación entre el amante y el amado. Los estudios tradicionales sobre el amor suelen fijarse en la naturaleza del amor, y no tanto en las relaciones de los intervinientes. Gracias por tu aportación, que seguro daría para una interesante mesa redonda.

M. A. Velasco León dijo...

Interesante reflexión, sí señor. Aunque tal vez la pregunta de Noa sea una tampa, puesto que cuando el amor acontece entre personas, el amante precisa la reciprocidad del amado, tanto como éste la del amante. De modo que ambos se confunden y "no sé si eres pájaro o si alcándara" (cantaba Agustín García Calvo). Amor con un único polo no es amor, pues este une, funde y confunde.
Salud a los dos.

David Porcel Dieste dijo...

Gracias por abrir este nuevo melón. En efecto, si la reciprocidad es condición del amor o si, más bien, es éste lo que genera la relación amante-amado, abre el debate a nuevas cuestiones. Un abrazo

David Porcel Dieste dijo...

Tu reflexión, Noa, me ha evocado esta otra que el escritor Ernst Jünger comparte en una obrita titulada Sobre el dolor: "El dolor es una de esas llaves con que abrimos las puertas no sólo de lo más íntimo, sino a la vez del mundo."

Un abrazo