Me convocan a un seminario semanal donde acuden lectores noveles y algún que otro genio de la literatura, cuyo semblante se dibuja en negro sobre una pared blanca. Mientras uno de ellos lee su texto, percibo que soy incapaz de oír sus palabras, ni el trazo de los lápices de quienes toman nota.
Sueño de la noche del 7 de Diciembre
1 comentario:
Te quedaste sin palabras. O las palabras no bastaban.
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