Vuelve la leche cuando es vertida, con su espesura líquida cayendo al fondo del vaso. Y los pasos pacientes vuelven a sonar, haciéndose eco de la pesadez de los cuerpos y de la tierra. Y vuelve a ser importante que el sol salga por el este y se ponga por el oeste, y que la noche cubra con su oscuridad a las cosas, cuando los niños vienen de fregar los platos o de beber de la fuente. Vivir con lo puesto, apenas con una tienda y unos cuantos utensilios, sin mucho cachivache, y descubrir que la sobrenaturaleza tecnológica es más bien una cápsula que nos aparta y no uniforme de posibilidades.
1 comentario:
Desde mi juventud frecuento los campings.
Que disfrutéis
Publicar un comentario