Mirando con "Sardinillas", que no está precisamente en los huesos, doy con esta lectura enternecedora de Ariosto que nos recuerda el alcance de la libertad. No es sólo que haya que saber decir que no cuando lo que te proponen no encaja en tu lista de propósitos o prioridades, sino que hay empezar por abstenerse de engrosar en demasía nuestra vida antes de acabar encadenados a ella. Más vale la abstención que vaciarse como lo hizo el asno del poema.
«Sátiras», Ludovico Ariosto (1474-1533)
“Hubo una vez un asno, todo huesos
y nervios, tan delgado, que entró un día por una grieta a un almacén de grano;
tanto llegó a comer, que la barriga
se le llenó como un tonel enorme
(aunque no fue de golpe) hasta saciarlo.
Temiendo que los huesos le molieran,
quiso salir de donde había entrado,
pero ya no cabía por el hueco.
Mientras pugnaba por huir en vano
le dijo un ratoncillo: «Compañero,
para salir has de vaciar la tripa:
ahora es necesario que vomites
lo que has tragado para enflaquecerte;
no hay otro modo de pasar la grieta»."
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