En el ámbito más profundo de la técnica, allí donde ésta se convierte en hechizo, lo económico, el aspecto del poder cautiva menos que el aspecto lúdico. Queda claro entonces que somos presas de un juego, de una danza del espíritu que ningún arte aritmético es capaz de captar. El último confín de nuestra ciencia es la intuición, la llamada del destino es la mera figuración. (Ernst Jünger, Abejas de cristal)
Escuchando sin entender, a sordos se asemejan (Heráclito)
2 comentarios:
Lo económico cautiva menos, cierto, porque lo económico no es sino medio para satisfacer fantasías, y alcanzar proyecciones, herramienta de niños egoístas. El juego, a pesar de sus reglas (ahí es dónde la razón pesa) siempre es irracional o no es juego, es decir no atrae ni arrebata al jugador.
Para mí la cuestión sigue siendo elección, la libre decisión de ¿a qué jugamos? porque no todos los juegos traen las mismas consecuencias a nuestro alrededor.
Salud
Gracias por tus reflexiones, Miguel Ángel, que siempre son bienvenidas, y añadiría que la libertad de decisión de la que hablas se fundamenta en nuestra capacidad para atender cuanto nos rodea, ¿porque cómo vamos a decidir sobre algo si antes no reparamos en su existencia? Saludos cordiales.
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