lunes, 10 de febrero de 2014

La extraña condición humana

La técnica cumple sobradamente la función de asegurar la supervivencia, de ahí que toda acción suponga un excedente.

Se dice que un martillo sirve para algo, pero sólo en cuanto que es considerado como una herramienta que entra en relación con todo un sistema de utensilios y sirve a un conjunto de tareas que llamamos útiles. ¿Pero qué aporta la casa del perro que hemos construido a base de martillazos? Cobijo y..... nada más.

La utilidad no es más que una determinada forma de relacionarse con las cosas.

La verdad está de más respecto a la necesidad de vivir; el sueño, respecto a la necesidad de descanso.

El hombre está condenado a inutilizar la naturaleza.

Necesitamos de lo inútil para no suicidarnos.

La nada sólo espanta a quien busca el sentido.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido David, me han encantado estos "pecios" como los llama Ferlosio. Especialmente aquel en el que equiparas verdad y sueños. También me ha encantado el último. Hay un aforismo de Nietzsche en el que se pregunta cuánta verdad es capaz de soportar un ser humano (después Safranski lo utilizó para titular una de sus obras). Me pregunto cuánta nada es capaz de soportar el ser humano y las respuestas se me agolpan en la cabeza como un avispero. Un abrazo y gracias por darme que pensar amigo. Andrés

David Porcel Dieste dijo...

Gracias a ti, Andrés, la verdad es que estos humildes "pecios" han sido fruto de una serie de reflexiones que me surgieron tras escucharte, a ti y a Nietzsche, así que doblemente gracias. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Leer vuestras conversaciones siempre invita a participar. Yo me he quedado dándole vueltas al primero: toda acción supone un excedente.
Esa es la grandeza y miseria del hombre, que está llamado siempre a exceder inútilmente su natural indigencia. Estupendas reflexiones David,
Un abrazo.

David Porcel Dieste dijo...

En efecto, Alba, esa es la grandeza y miseria del ser humano, su condición. Gracias a ti por participar.

Anónimo dijo...


Escucho mi aliento
en el centro del sueño.

Sólo ahí soy,
donde Nada se expande

y la palabra una
se hace infinita.

David Porcel Dieste dijo...

Gracias, anónimo, por esta elocuente composición.

Anónimo dijo...

Impresionantes aforismos, ¿tienes más? Dalos a conocer por favor....

( ( ( O ) ) ) dijo...

¿Impresionantes aforismos?

David Porcel Dieste dijo...

Yo no lo diría, y suerte con la novela...... Saludos