Para mis padres, por su cuadragésimo segundo aniversario
No hace tanto tiempo que los amigos nos reuníamos bajo el calor de un techo, de una de aquellas "cabañetas" que, hechas a base de ramas y paja, abrigaban nuestra intimidad lo mismo que ahora puedan hacer nuestros hogares, para escribir cartas de amor a una desconocida amiga, o planear nuestra siguiente travesura que removiera el mundo adulto. Eran momentos de reclusión, pero también de comunión, donde apenas importaba lo que sucediera más allá de aquellas paredes de ramas. Es ahí, en esos momentos, cuando se construye quien uno es. No creo, como dicen los manuales, que la identidad, ni la de los individuos ni la de los pueblos, sea resultado de ninguna construcción, de una narración que, hecha desde el presente, sea constructora de sentido. No dudo que esta narración exista, pero no somos por ella. Más bien, construimos narraciones (si lo hacemos) porque primero fuimos, nos abrigamos en aquel espacio para la intimidad, abriéndonos al mundo y avivando una curiosidad que solo el tiempo, y quizá la eternidad, pueda terminar de germinar, hasta que ya no se pueda ser más.
Gracias a los dos, que tanto nos dejasteis construir.
No hace tanto tiempo que los amigos nos reuníamos bajo el calor de un techo, de una de aquellas "cabañetas" que, hechas a base de ramas y paja, abrigaban nuestra intimidad lo mismo que ahora puedan hacer nuestros hogares, para escribir cartas de amor a una desconocida amiga, o planear nuestra siguiente travesura que removiera el mundo adulto. Eran momentos de reclusión, pero también de comunión, donde apenas importaba lo que sucediera más allá de aquellas paredes de ramas. Es ahí, en esos momentos, cuando se construye quien uno es. No creo, como dicen los manuales, que la identidad, ni la de los individuos ni la de los pueblos, sea resultado de ninguna construcción, de una narración que, hecha desde el presente, sea constructora de sentido. No dudo que esta narración exista, pero no somos por ella. Más bien, construimos narraciones (si lo hacemos) porque primero fuimos, nos abrigamos en aquel espacio para la intimidad, abriéndonos al mundo y avivando una curiosidad que solo el tiempo, y quizá la eternidad, pueda terminar de germinar, hasta que ya no se pueda ser más.
Gracias a los dos, que tanto nos dejasteis construir.
4 comentarios:
Hermoso texto.
Ten en cuenta que tu escribes, estoy seguro, desde la óptica de quien es capaz de narrar, de construir relatos. Pero no todos están situados en ella, la mayoría son presos de los relatos dominantes.
De todos modos, nadie escapa de la narración dominante sin antes haberla leido.
Saludos
Gracias.
En efecto, esos momentos donde ninguna mirada ajena malbarataba el deseo, todavía sin nobre, que anunciaría la presencia de la vida.
La libertad en un espacio infinitamente pequeño donde se concentraba una energía que no ha podido ni podrá detenerse.
Es verdad. Cada vez soporto menos esa tendencia a la apropiación, muy presente, por desgracia, en nuestra sociedad. Y también los discursos son sujeto y objeto de apropiación. Muchas gracias por tus sabías palabras
Hermoso y sabio comentario. Si lo ha suscitado será que esa energía es compartida. Besos
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