A veces los habitantes de las ventanas podrán ser ajenos, pero no deben asustarnos. Llorarán toda la noche y sólo habremos de recoger su lluvia. No nos pedirán nada, ni querrán invadir nuestros salones. Nos taparán algo la luz. Eso es todo. Y habremos de dejarles llorar, hasta que cesen las lágrimas y echen de nuevo a volar. ¿De dónde vendrán? Es algo que nunca sabremos, porque de hecho son indiferentes a los adentros. Ni siquiera se volverán cuando amasemos el pan. Y cuando en la cama nos miremos permanecerán silenciosos.
José Antonio Porcel, Ventanal.
José Antonio Porcel, Ventanal.
4 comentarios:
Tus habitantes de las ventanas me han traído a la cabeza la imagen de un personaje de "El viaje de Chihiro", Kaonashi, el sin cara. Uno de los más misteriosos porque se llenaba del deseo de los demás, pero él mismo no tenía nada ni era nada.
Me gusta mucho la imagen que has creado.
Qué interesante lo que me cuentas, Robin. Buenísima la referencia. Un abrazo desde mi ventana
Sí, muy interesante este Kaonashi. Y muy hermoso escrito David. Me gusta la fotografía.
Salud a los cuatro.
A veces, sólo a veces, descubro que tan importante es saber reconocer la belleza como escribir bellamente. Cuidaros mucho.
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