viernes, 16 de abril de 2021

Misterios cotidianos

Si hay una cualidad que define el misterio es la indisolubilidad. Con la fuerza con la que el mago cautiva con su arte, el misterio atrapa a quienes merodean a su alrededor, pero sin abrir la jaula. Siempre a un palmo de distancia, por lo menos, el misterio nos llama a aproximarnos, a destaparnos, pero haciéndonos saber que jamás se desnudará. Y es ahora, en un tiempo obstinado en respuestas y soluciones, cuando no hay mejor terapia que la de recordar que el misterio no está más allá, sino acá, con nosotros. Nosotros. El misterio.


“En cierto sentido, el misterio del nacimiento supera al de la muerte porque, cuando menos, sabemos de este último que sigue la ley conocidísima: todo humano es mortal. En cambio, ninguna ley sirve para el nacimiento. Puedes decir: todo ser humano debe morir –he aquí la ley de la muerte-. Pero no puedes decir nada parecido del nacimiento. Afirmar que todos los humanos han nacido, sólo es una constatación a posteriori. Cabe formular: «Todo el mundo muere», pero no: «Todo el mundo nace», pues esta segunda frase chirría. Todo ser humano ha nacido, eso sí. Pero no hay ley de la creación, porque ni siquiera hay una posibilidad previa sobre la que se pudiera aplicar la ley.” (Josep Maria Esquirol, Humano, más humano)

4 comentarios:

Jose Casagrande dijo...

Me parece que es correcto, no es obligatorio existir.

Si la naturaleza es de caracgter fractaloide, entonces podriamos extender la idea hacia el Universo como tal.

Puedo pensar que no era obligatorio que "naciera" un Universo.

Claro se han lanzado ideas e hipostesis de como finalizara, siempre de modo exotico,
pero a decir verdad indicar el como o por que algo existe es un interrogante dificil al cerebro.

David Porcel Dieste dijo...

En efecto, la idea es que el nacimiento no admite explicación. Por ello, diríamos que es increíble. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Aquello que es posible acaba inexorablemente ocurriendo. No es posible que el universo no se formara. Al menos nuestro universo.
La no formación del universo es solo una conjetura. Los que conjeturamos no paramos de asombrarnos de nuestra propia existencia: contingente, probablemente inútil, siempre misteriosa y trascendente.

David Porcel Dieste dijo...

Sí, la contingencia (posibilidad) encierra cierta necesidad. Ella misma es el misterio. Gracias.