Aquí, bajo el Árbol de la vida, os regalo esta cita que recoge uno de los descubrimientos del verano, Giorgio Colli, de su libro Platón político, que citaré a la vuelta de verano, y es que desmiente uno de los prejuicios más arraigados de nuestra enseñanza y que leemos en tantos manuales académicos de Bachillerato: Platón, lejos de apartarse de la política para centrarse en la filosofía, vio en la filosofía la condición para hacer política y en la vida política de su tiempo el verdadero motivo para hacer filosofía. Y es que los filósofos son personas muy preocupadas y cercanas a la circunstancia de su tiempo:
"Ahora esta idea se alza como una luz imprevista, como la verdad que cubre el abismo entre lo real y lo ideal, que disipa sus dudas y le retorna la confianza; hasta ese momento, había aspirado a ser antes de nada un político, pero, cada vez que se había acercado a los hombres de Estado atenienses y había observado su forma de comportarse, se había visto obligado a alejarse de ellos y a regresar a la filosofía -elegir uno u otro camino habría significado sacrificar una parte vital de sí mismo-, y ahora, por fin, llegaba la solución que sintetizaba ambas actividades o, mejor dicho, elevaba la política a la filosofía (...) El género humano, en consecuencia, no se libraría jamás del mal si antes no accedían al poder los legítimos y auténticos filósofos o si los gobernantes del Estado no se convertían, por gracia divina, en verdaderos filósofos".
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