La sociedad digital de la que formamos parte está sin duda condicionando nuestra forma de conocer, de producir y de relacionarnos con los demás. Esto es un hecho innegable, característico de un tiempo en que todo parece ser digitalizado o susceptible de ello. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación no solo transforman de una manera radical nuestra manera de acceder a la información, de conocerla o procesarla, sino que son creadoras de nuevos contextos y entornos virtuales capaces de propiciar una infinidad de experiencias vitales hasta el momento impensables. El ser humano, su propia naturaleza, se ve sujeto ahora a la necesidad de desarrollar nuevas estrategias adaptativas para desenvolverse y crecer en estos entornos virtuales cada vez más extendidos y profundos. Dice Ortega que llegará un momento en que ya no sepamos distinguir nuestra verdadera naturaleza de esta sobrenaturaleza artificial y digitalizada que cada vez se nos vuelve más necesaria.
El nuevo número de la Revista Ábaco, La sociedad digital, en el que tengo el placer de colaborar con mi propuesta sobre los límites y poder de la tecno-ciencia en las sociedades nihilistas, contribuye a aclarar las consecuencias del impacto de estas sociedades digitales en nuestra vida y constitución. Es verdaderamente apasionante adentrarse en los estudios que investigadores y profesores de diferentes disciplinas realizan con el fin de analizar, valorar y enjuiciar la situación del ciudadano actual, inmiscuido sin remedio en los entornos virtuales que cada vez, como digo, van reemplazando a los entornos reales. No faltan, en este sentido, los discursos que nos advierten de algunos de los peligros derivados de la proliferación de las TIC en la sociedad, y especialmente, en el contexto educativo. Como afirma la profesora María Aquilina Fueyo Gutiérrez, algunos de estos peligros están propiciados por el imperialismo de cierta ideología que, al servicio de los poderes económicos, legitima el uso acrítico e indiscriminado de las TIC al tiempo que favorece peligrosamente la adaptación del sistema educativo a las exigencias de estas nuevas tecnologías: "la introducción de las TIC en todos los ámbitos de la sociedad viene acompañada de un marcado discurso tecnofílico, diseñado y orquestado por intereses comerciales y económicos. Dirigido en primer lugar a los potenciales usuarios, este discurso presenta a las TIC como elementos esenciales de progreso que solucionarán los principales problemas y deficiencias de nuestras sociedades incluidos, por supuesto, los existentes en el ámbito educativo en el que se revelan como herramientas portadoras per se de innovaciones y ventajas sin límite." (Comunicación y educación en los nuevos entornos: ¿nativos o cautivos digitales?, p.23)
5 comentarios:
David, hace unos tres años llegué al límite de un estado de cosas difícilmente soportable. Mis alumnos tenían libro. Es un decir porque la mitad no lo habían comprado por problemas económicos. Lo intentábamos solucionar con fotocopias costosísimas y que ahora no se pueden costear por los centros. Los alumnos no saben tomar apuntes. ¿Por qué? es una buena pregunta pero la respuesta no es fácil. La introducción de las pizarras digitales ha servido como dinamizador de las clases en forma de apertura al mundo. La palabra del profesor ya no es un conductor único de un aula. La dinámica es más compleja. Preguntaría yo ahora si en los últimos años no ha sido por parte de todos cambiar el modo de dar las clases. Hay cosas que no sirven. El modo de atención de nuestros alumnos es disperso, está condicionado por los saltos hipersexuales y la sociedad de la información. En mi centro los alumnos cuentan con ordenadores portátiles. A veces se utilizan y a veces no, pero son un instrumento muy útil. Hay alumnos no obstante que reclaman la vuelta a los libros de texto y a los métodos tradicionales. En contextos sociales complicados no es fácil mantener la atención de los adolescentes. Quiero decir que no soy de ninguna tendencia tecnofílica pero sí que aprecio la aportación importante de la tecnología a las nuevas formas de aprendizaje. ¿Aprenden más? Es difícil contestar esta pregunta cuando lo que sabemos son los resultados peor que mediocres de las pruebas de evaluciación externa, y el declive de la comprensión lectora y la expresión escrita. He escrito mucho sobre esto. Te dejo un enlace que escribí hace tiempo NO FUTURE.
No creo que a estas alturas nadie tiene una clave para saber qué hacer. Yo no la tengo. Conozco excelentes profesores tecnofobos y magníficos profesores tecnofílicos. Como dijo Machado en su Retrato: "Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada". Este es el oficio de profesor, incierto y lleno de dudas. Yo al menos las tengo y muchas. En cuanto al lobby tecnoadicto, en realidad es mucho menos numeroso de lo que parece en el conjunto del profesorado, que va incorporando nuevos aspectos de la tecnología pero sin considerarlos la base de una nueva religión pedagógica. Tengo excelentes amigos en ese lobby tecnofílico y algo que los distingue es la ilusión, componente que no veo en igual cantidad en otras tendencias críticas, que prefiero no detallar.
Saltos hipertextuales no hipersexuales como el corrector se ha obstinado en cambiar. Asimismo la redaccion correcta es No creo que nadie tenga...El corrector hace de las suyas, ja, ja, ja.
Yo creo que en educación vale todo. Es absurdo programar actividad tras actividad sin saber qué alumnos te vas a encontrar cómo van a responder y mil factores más. Creo que hay que tener claro lo que se quiere, ahí no caben improvisaciones, pero no hay nada escrito sobre cómo conseguirlo. Y ahí están las TIC, que pueden ser instrumentos valiosísimos en según qué circunstancias y momentos pero que no son ni más ni menos importantes que cualquier otro recurso. No entiendo esa obsesión en hacer que todo gire en torno a las TIC. Bueno, creo que el mundillo pedagógico hay un sector de - digamos - tontos útiles que está fascinado por la tecnología como lo está un niño con la nintendo que le regalan en reyes y una élite a la que le interesan estos cambios en cuanto que están supeditados al mercado. He escrito bastante sobre este tema en mi blog. Por ejemplo aquí.
Por supuesto, las TIC en sí mismas no son ventajosas ni perjudiciales, y de hecho pueden ser un soporte magnífico para cualquier profesor. Veo el problema en esa especie de ideología que late hoy en día por la que si no haces uso de las TIC parece que no estás a la altura de los tiempos en educación y ya no puedes hacer bien tu trabajo. Al mismo tiempo, sirve de ocasión para que el profesor que no quiera esforzarse (que de todo hay) lo pueda hacer (¿cuántas clases o conferencias consisten en una simple lectura de lo que previamente se ha esquematizado en un powerpoint?) Es como esos libros de Kant o Hegel en 30 minutos....Creo en el uso responsable y controlado de las TIC, pero no en su imposición (los cursos para profesorados deben hacen mención a las nuevas tecnologías, en algunas universidades ya se valora y cuantifica su uso por parte del profesorado...) Gracias por vuestras aportaciones.
libertad, libertad & libertad. Uso indiscriminado sí, pero no acrítico.
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