martes, 27 de junio de 2023

Te amo -dijo El principito

¿Se quieren o se aman los cielos? ¿Se mira lo que se ama o se ama lo que se mira? Uno de mis autores, Antoine de Saint-Exupéry, diferencia entre querer y amar. Del primero dice que es un gesto interesado, pues va en juego sufrir si no se consigue lo que se quiere, a diferencia del segundo, que es desinteresado y supone abrirse al otro deseándole siempre el bien. Una maravilla de diálogo el que mantienen El principito y la rosa, y que tanto convendría recordar en esta sociedad tan sumamente obcecada en la conquista y la acumulación, y tan invisible para el misterio y la dación.

"-Te amo - le dijo El principito.


-Yo también te quiero - respondió la rosa.


- Pero no es lo mismo - respondió él, y luego continuó - Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.

(...) Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.

- Ya entendí - dijo la rosa.


- No lo entiendas, vívelo - dijo El principito".


- Antoine de Saint-Exupéry –


 

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